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Mi Mejor Maestro

Esta historia no inicia con los hechos que se relatan, pero casi concluye con ellos. Mi vínculo con Juan, mi profesor de filosofía, continúa hasta el día de hoy, y los muchos bienes que recibí por su causa se pueden iluminar desde esta anécdota.  Seguramente el homenajeado estará conforme si invoco a las musas antes de comenzar, para que iluminen los sucesos más allá de mis recuerdos.    Aunque no fuera consciente de su heroísmo y ni él mismo lo recuerde con claridad, Juan me salvó la vida. Creo que el único que se dio cuenta del dramatismo de ese momento fui yo.    Promediaba Agosto del año 1997 y estábamos en las Jornadas Mundiales de la Juventud en París. Habíamos ido a visitar la Basílica del Sacre Coeur y después del recorrido nos sentamos a descansar. Nos instalamos en lo alto de las escaleras que suben por la colina de Montmartre. La pendiente es muy alta y empinada, tanto que, para evitar subir los 197 escalones a pie, se ofrece un servicio de funicular a los turistas.    Noso